En lo más profundo del Mundo de la Patata, donde los sueños cobran vida y la diversión nunca se detiene, vivía una bruja muy especial: la Bruja Calabaza. A diferencia de otras brujas, no era malvada ni temida, ¡al contrario! Era conocida por su corazón travieso y su risa contagiosa, siempre dispuesta a repartir alegría por doquier.
Cada año, cuando las hojas se teñían de naranja y el aire olía a caramelos y calabazas, la Bruja Calabaza salía de su escondite mágico. Con su escoba voladora y su caldero lleno de polvo de estrellas, visitaba a los niños del Mundo de la Patata para enseñarles sus trucos más mágicos, desde hechizos que hacían bailar a los dulces hasta pócimas que llenaban el aire de risas. Pero, sobre todo, les recordaba la importancia de compartir y ser amables entre ellos.
Sin embargo, lo que hacía realmente especial a la Bruja Calabaza no eran sus poderes, sino su amor por las fiestas. ¡Nadie podía organizar una fiesta como ella! Sus celebraciones de Halloween eran legendarias, con calabazas que cantaban, gatos que bailaban y ¡hasta las escobas hacían carreras! Los niños la esperaban con ansias, sabiendo que, junto a ella, vivirían la noche de Halloween más mágica de todas.
Así que si alguna vez escuchas el sonido de risas mezcladas con el aleteo de una escoba en la noche, ¡prepárate! Porque la Bruja Calabaza puede estar cerca, lista para llenar tu fiesta de magia, travesuras y mucha, pero mucha diversión.
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